Fly me to the moon! Románticos rincones invernales

Buenos días!!!

Hoy os traemos el post que teníamos que haber publicado ayer antes de nuestro arrebato cirquense... jejeje De la mano de Especia, como siempre, destinos preciosos para viajar, en la realidad, pero de momento, al menos, en sueños!! 

Hoy:

Románticos rincones invernales

Ahora que si parece que de verdad ha llegado el invierno, he pensado que apetecía dedicar un especial a esos lugares escondidos, que se encuentran en remotos bosques, en profundos lagos, en escarpadas montañas, en glamurosos ski-resorts, en acogedores refugios de  montaña o en encantadores pueblecitos llenos de sabor. 

El invierno despierta el calor que llevamos dentro, nos acerca y nos hace sentir que la mayor satisfacción y felicidad viene de reducir los placeres a lo más elemental: disfrutar de momentos íntimos al calor de una chimenea, de una buena mesa o de un paseo bajo el manto blanco y suave de la nieve o el hielo.

Los daneses por ejemplo, lo conocen muy bien y han inventado un concepto que lo define: el Hyggie que podría traducirse como “lo acogedor”. Con este término describen esa sensación de calor interior como compartir una buena botella de vino junto a un cálido fuego, de acurrucarse en el sofá con una manta y un buen libro o de cantar alrededor del árbol de Navidad. No hay estrés ni complicaciones, sólo comodidad y esa sensación de estar en paz con uno mismo.

Hay lugares en el mundo con un encanto tan especial en invierno que uno tiene la sensación de haber entrado en un cuento de hadas o en un historia maravillosa de la que nunca querría salir. Sentir el “Hyggie” en esos lugares es mucho más fácil y surge sin buscarlo. Hoy os voy a desvelar alguno de esos rincones, sólo algunos, los que me inspiran de una manera especial por su belleza en el paisaje, por estar en sitios inalcanzables, por su originalidad, por el legado que representan o por ser la quintaesencia del romanticismo e ideales para una luna de miel.

El Lake Louise en las Montañas Rocosas. Rodeado de escarpadas montañas nevadas y prístinos bosques, en un entorno de singular belleza y silencio, se encuentra este lago de aguas profundas azul turquesa. Un ambiente mágico y casi irreal acompaña al hotel-castillo que habita sus orillas y acomodarse en una de las habitaciones que dan al lago es una experiencia fabulosa. Los que quieran disfrutar de una cena gourmet lo tendrán muy fácil en las cercanas ciudades y pueblos que se encuentran en la zona. Y para seguir experimentando más belleza, el Parque Nacional de Banff se encuentra también en los alrededores.

La Laponia Finlandesa en Navidades. Poder descubrir una de las zonas más cerca del polo norte del planeta es algo que no deja indiferente. Y si además nos hospedamos en resort refugio escondido en lo más profundo del bosque austral, rodeados de nieve, lagos helados, iglús, poblados sami y granjas de renos la experiencia  se vuelve doblemente intensa. Noches eternas, que duran más de 20 horas en invierno acompañan a los aventureros que visitan esa zona en sus safaris en motos de nieve, huskies o renos. Dormir en un iglú de cristal, con el cielo estrellado y las auroras boreales  por techo es alguna de las sensaciones que viviremos en ese lugar. Todo junto al calor de un crepitante fuego, en una cabaña de madera con pieles de reno y una reconfortante sauna bajo la nieve.

La ciudad de San Petersburgo helada en invierno. La capital cultural y artística de Rusia, nacida de un sueño hace más de tres siglos te trasporta al glorioso pasado de los zares y seduce con  sus palacios, como el de Invierno que hoy acoge el famoso museo Hermitage, catedrales-fortaleza como la de Pedro y Pablo, iglesias, como la de la Resurreción y sus puentes…qué puentes. Como buena ciudad nacida entre islotes, los puentes abundan. Los hay de todo tipo: mitológicos como el de Los Leones, clásicos, como el Egipcio, modernos como el de Pedro el Grande. 

El pueblecito de Ski de Kitzbuhel, en los Alpes austríacos. Una de los destinos míticos en el mundo del esquí, Kitzbühel es una de las estaciones que todo esquiador debería conocer. Por otro lado, el mito es fácil de entender: unas maravillosas pistas, el descenso más espectacular y peligroso de la Copa del Mundo, un bonito pueblo histórico a pie de pistas, unos paisajes muy bellos y un bullicioso Après Ski.

Situado entre hermosos valles con pistas de esquí a ambos lados, Kitzbühel es un pueblo muy bonito que destaca por su centro medieval. Aquí encontramos calles peatonales con hermosas iglesias, tiendas lujosas, cafés con encanto, calles típicas empedradas, bonitas casas pintadas, etc. El ambiente es único.  

Kitzbühel, tiene un Après Ski extraordinario, de los mejores de los Alpes. Este empieza, cómo es típico en el Tirol, sólo con acabar de esquiar en alguno de los 23 refugios y restaurantes de montaña o a pie de pistas. Se organizan veladas en las cabañas de montaña, paseos con antorchas o paseos en trineo tirado por caballos

El Lago Llao Llao, en la Patagonia argentina. Este singular y precioso emplazamiento, justo delante del lago Llao-Llao en plena Patagonia y muy cerca del encantador pueblecito de Bariloche en los Andes es uno de los lugares más románticos del mundo para los amantes de la naturaleza virgen y los espacios abiertos. El resort que lleva el mismo nombre ofrece alguna de las mejores vistas de esas latitudes y desde ese punto se inician expediciones hacia la vecina Patagonia chilena, a través del paso de los Mil Lagos, que como su nombre indica, transcurre entre lagos de mil colores y formas distintas rodeados de bosques de coníferas endémicos de esa zona. Uno de los lugares más remotos e intocados del planeta.

Y por hoy, ya no os desvelo más secretos…seguiré en mi próximo post. De momento id practicando con vuestro Hyggie particular.

Ya muero de ganas por ir a uno de estos destinos.... pero brrrrr q frío!! A abrigarse bien!!!

Besitos y hasta mañana!!!!